La «Ostalgia» (Ostalgie en alemán) se construye al dejar caer la “n” de nostalgia para hacer un juego de palabras con el Este alemán (Ost). Ostalgia es la nostalgia de la Alemania comunista, la desaparecida República Democrática de Alemania (RDA).
El 9 de noviembre de 1989 cae el famoso muro de Berlín. Después de 28 años de represión y control, los alemanes de la parte oriental ven con gran positivismo la reunificación de las dos Alemanias. El primer aspecto a destacar fue el rechazo de toda simbología perteneciente a la República Democrática Alemana (RDA, Alemania Oriental). El ansia de probar los productos capitalistas era tal que casi todas las marcas y artículos comunistas desaparecieron de las tiendas.
Obviamente, nadie echa de menos la prohibición de muchos artículos, ni de la extrema vigilancia de la implacable “Stasi” ( “Staatssicherheitdienst”, Servicio de la Seguridad del Estado). La añoranza viene más bien por otros derroteros, como por ejemplo los aspectos más cotidianos de la vida diaria. El sentido de comunidad, las brigadas en las fábricas, la seguridad de un sistema fijo sin cambios, la tranquilidad matutina y el hecho de que prácticamente nunca pasaba nada anormal.
La razón para la existencia de esa “Ostalgia” es que muchos ciudadanos del Este se vieron defraudados por la reunificación. Muchos pensaban que sería un paraíso capitalista, pero pronto se darían cuenta de lo que significaba vivir en una sociedad de consumo, competitiva y agresiva. En muchos casos la experiencia no era tenida en cuenta sintiéndose infravalorados. Esta nostalgia aflora en ocasiones peculiares, como por ejemplo en un partido de hockey sobre hielo.
Los famosos “Eisbären” u osos polares son el equipo de hockey de la ciudad. Con un estilo muy americano, mascota incluida, son animados por sus hinchas al grito de “Dynamo, Dynamo”. De esa forma rinden tributo al mítico equipo líder de la RDA. “Ost, Ost, Ostberlin” es otro de los cánticos que devuelve al pasado a todos aquellos que no pudieron adaptarse a los rápidos cambios de la reunificación.
El término en alemán “die Wende”, significa “el cambio”, es la expresión que se utilizó después de que la RFA absorbiera la parte de Alemania Oriental.
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El «Ampelmann» y el «Trabbi», símbolos comunistas que se han adaptado a los nuevos tiempos
Sin embargo no todo cambio tiene que ser contraproducente: a Markus Heckhausen le cambio la vida. Durante 14 años, el «Ampelmännchen» determinó su vida y a causa de esta «Ostalgia» se ha convertido en la figura central de toda una línea de productos de su Ampelmann Shop. Este hombrecillo con sombrero se iluminaba en todos los semáforos de Berlín oriental. Fue reemplazado por el semáforo que ocupaban las calles occidentales, pero finalmente lo lograron recuperar. Coloridos, brillantes, agradables y divertidos, es un símbolo de un pasado comunista en la actual Berlín.
Uno de los productos del este más reconocido en la actualidad es el «Trabant«. El único coche de la República Democrática Alemana, más cariñosamente conocido como «Trabi». Fue el automóvil comunista por excelencia. Trabant significa «compañero de viaje«, un vehículo de pequeñas dimensiones y de bajo coste. Ahora tiene su propio Trabi museum y forma parte de una de las rutas guiadas más divertidas por Berlín, el Trabi Safari, conduciendo este utilitario.
Dos museos en Berlín donde poder vivir la Ostalgia de cerca
Estos centros son un fiel reflejo de esa añoranza de una vida pasada en la RDA, pero también un recuerdo del control y eficacia de la Stasi.
El museo de la RDA (DDR) es uno de los más visitados de Berlín y su precio es de 9,50 €. Te muestra de manera interactiva objetos de la parte comunista de Alemania. Se pueden tocar y manipular muchos de los artículos que están expuestos, haciendo más entretenida la visita.
El otro museo es el «Alltag in der DDR« (La vida cotidiana en la RDA). De entrada libre y situado en la Kultur Brauerei (una antigua fábrica de cerveza y actual centro cultural y de eventos). También contiene objetos originales, documentos, películas y grabaciones de sonido. Historias y experiencias de personas durante la dictadura comunista.
Un viaje al pasado en forma de hostel
El OSTEL Hostel Berlín nos traslada a un Berlín oriental de los años setenta y ochenta. Manteniendo cultura mobiliaria de la Alemania Oriental en sus diferentes estancias. Los dueños de este inigualable hostel han querido recrear la vida que vivieron en la RDA. Los diseños y los objetos que se utilizaban en esa época desde: el papel tapiz floral multicolor, las Mufutis (mesas multifuncionales), teléfonos, cuadros del ex-presidente comunista Erich Honecker… ¡hasta el papel higiénico! 😀
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La música alemana después de la reunificación
La nostalgia se vivió también a través de la música. La situación cambió para los músicos en la RDA entre los años 70 y 80. Se habla mucho sobre el control del SED y cómo manejó las bandas orientales. A principios de los años 80 la música popular y el punk/rock en la RDA alcanzó un punto álgido con bandas como Puhdys, City, Karat y Silly. Además, existía un intercambio musical limitado entre Alemania del Este y Alemania Occidental. Sin embargo las bandas y los músicos temían la censura y la influencia estatal.
Muchos de estos grupos siguen en activo, tocando por toda Alemania para sus fans de la antigua parte comunista.
Uno de los comercios más históricos de la parte oriental de Berlín es la «Bäckerei Siebert«. Esta panadería es la más antigua de Berlín. En 1906 fue inaugurada por Lars Siebert en la calle Schönfließer (Prenzlauer Berg). De las únicas panaderías en Berlín que fabrican el pan por sí mismas y que ha sobrevivido a dos Guerras Mundiales y la Guerra Fría. Es uno de los ejemplos más sobresalientes de la adaptación a las nuevas exigencias de los clientes sin perder un ápice de su tradición.
En estos momentos Berlín vive un auge económico sin precedentes, una ciudad que va a toda máquina para estar al nivel del resto de capitales europeas. Los turistas llegan a miles y se preguntan cómo una ciudad como ésta vivió una fractura tan dolorosa y complicada. Las heridas del pasado han ido cicatrizando y ahora el recuerdo comunista es un atractivo más de la ciudad, una «Ostalgia» convertida en negocio.
Artículo ecrito por: Kike Doniz